miércoles, 10 de junio de 2009

LOS NUEVOS FLUJOS POBLACIONALES Y LA POLÌTICA EXTERIOR COLOMBIANA


Matrha Ardila

Los patrones migratorios han cambiado a nivel global, regional y nacional. Durante muchos años, la migración se concibió como una ruptura entre la sociedad expulsora y la de destino. En la actualidad, se perciben amplios y complejos vínculos entre ambos, una identidad mixta y relaciones mucho mas variadas. En ello han contribuido no sólo cambios sistémicos; también aspectos jurídicos, como la doble nacionalidad, inciden en la nueva tendencia.

Los flujos de colombianos al exterior han cambiado en los últimos años en cuanto a su topología, composición y motivaciones, ampliándose los países de destino así como sus vínculos con el lugar de origen. Las causas del desplazamiento de los colombianos no se originan exclusivamente en aspectos económicos y sistémicos, sino que, además, el conflicto interno incide directamente en la decisión de emigrar.

Colombia carece de cifras reales en materia de emigración, lo que dificulta un análisis minucioso así como la formulación de políticas públicas acordes a la realidad. Las diferentes fuentes no coinciden y a veces resultan contradictorias. Además, no se dispone de datos actualizados, varias de esas cifras se refieren al año 2000 y muy pocas de ellas a fechas más recientes.

Globalizaciòn y migraciòn

Elementos tan importantes de la globalización, como el transporte y las telecomunicaciones, alteran, según el periodo y la ola globalizadora, las migraciones. Una primera etapa de la globalización que va desde 1880 a 1920 se encuentra marcada por la revolución industrial y la primacía británica, en la que el comercio y los flujos de capitales a través de las fronteras marcaron su distintivo, sufriendo mutaciones con la primera guerra mundial, la revolución rusa y la crisis del 29.

Esta ola globalizadora estuvo caracterizada por flujos migratorios de cerca de 60 millones de personas que salieron principalmente de Europa y se asentaron en el nuevo mundo, en países como Australia, Argentina, Brasil, Canadá y Estados Unidos. Difiere de la actual en la que la dirección de las migraciones es predominantemente Norte-Sur y está íntimamente relacionada con el crecimiento económico, el aumento del comercio y la movilidad del capital.

La globalización impone tres particularidades a la migración: el aceleramiento de las tendencias migratorias, la extensión en el número de grupos y regiones del mundo que participan en los movimientos humanos, y la diversidad en cuanto al perfil del emigrante. La globalización y el cambio en los patrones de consumo estimulan la demanda de servicios que requieren fuerza de trabajo poco calificada en restaurantes, en la industria del entretenimiento y en el servicio doméstico, lo cual motiva la inmigración hacia los países ricos. Simultáneamente, el conocimiento y la competencia se hacen más globalizados, aumentando el número de emigrantes calificados que buscan en los países desarrollados puestos de trabajo mejor remunerados.

Fuga de cerebros

Se emigra, además, por razones políticas relacionadas con conflictos étnicos, religiosos o políticos, como lo hicieron al principio del siglo veinte los rusos, búlgaros, rumanos, griegos y turcos. Asimismo, el fascismo, el nazismo y la guerra civil española originaron flujos poblacionales dentro de Europa y hacia América Latina. A su vez, cambios geopolíticos en Alemania, Polonia, la antigua Unión Soviética y Yugoslavia ocasionaron corrientes migratorias. En los años 1990, con la caída del muro de Berlín, se presenciaron grandes flujos migratorios hacia Europa occidental y del Sur al Norte, que condujeron a controles gubernamentales como el Acuerdo Schengen. Y después del 11 de septiembre de 2001 la vigilancia fronteriza y las restricciones migratorias fueron aún mayores, principalmente hacia Estados Unidos. En este contexto, flujos asiáticos, africanos y latinoamericanos padecen obstáculos migratorios.

Sin lugar a dudas, la globalización está cambiando el contexto de la migración. La erosión de la soberanía del Estado-nación y la supranacionalidad debilitan los controles migratorios. Esto conduce a nuevos patrones migratorios de comunidades transnacionales y con múltiples identidades que conservan fuertes vínculos con el país de origen. Se configura una etapa de transición en la que la migración internacional es inseparable de la globalización.

Una transición: entre un viejo y un nuevo paradigma

Históricamente y en términos simplistas se puede afirmar que existen dos tipos de migrantes principalmente: los permanentes y los temporales que incluyen tanto a aquellos que se desplazan por razones económicas como a los que lo hacen por motivos políticos. En el primero, el recién llegado se va asimilando e incorporando económica, social y culturalmente a la sociedad huésped, tardándose, según estudios, dos o tres generaciones en adaptarse, buscando una posterior reunificación familiar. En el segundo, el migarnte esta en el país huésped durante un tiempo limitado y mantiene su identidad y contactos con el país de origen.

El transnacionalismo presenta diversas modalidades relacionadas con sus actividades, que en ocasiones se complementan. Entre estas, pueden diferenciarse tres modalidades:

1. Un transnacionalismo lineal simple, de vínculos culturales del desplazado con su ligar de origen. Aquí los migrantes tratan de conservar los lazos con sus familias y amigos. Envían remesas, viajan a sus casas y participan en instituciones en su lugar de origen. Es el transnacionalismo que predomina entre los colombianos que se encuentran en el exterior.

2. Un transnacionalismo económico, que depende de los recursos y la capacidad de ahorro del inmigrante. Este tipo de diáspora es más lenta que la anterior porque depende de la consecución de un bienestar económico para poder profundizar y fortalecer sus relaciones con la sociedad de origen.

3. Un transnacionalismo “reactivo”, relacionado con la insatisfacción y la desadaptación del inmigrante en el lugar receptor, razón por la cual reacciona fortaleciendo sus vínculos e identidad con el país expulsor.

Flujos internacionales de los colombianos

Durante los últimos diez años, los patrones migratorios de los colombianos han variado debido a la profundización del conflicto interno y a la situación económica, lo cual conduce a cambios en la dinámica y caracterización del proceso migratorio.

En los flujos poblacionales de los colombianos al exterior se identifican factores relacionados con la globalización, el fenómeno transnacional y las relaciones Norte-Sur; otros, derivados del proceso político nacional como el conflicto interno y la crisis económica.

Dentro de estos flujos poblacionales, que se han agudizado y aumentando desde finales de la década de los 90, pueden diferenciarse aquellos constituidos por los habitantes que huyen de las zonas de violencia rural y se dirigen a Ecuador, Venezuela y Panamá, de los flujos procedentes de las principales ciudades del país hacia Estados Unidos, España, Costa Rica y Canadá. Con respecto a Canadá, la oficina de Ciudadanía e Inmigración (Cic), los colombianos pasaron a ser el grupo que más pidió refugio en Canadá por encima de naciones africanas y asiáticas. Cálculos del Ministerio de Relaciones Exteriores señalan que hay dieciocho mil colombianos en Canadá.

Se dice que más de cuatro millones de colombianos se encuentran en el exterior. Esta tendencia resulta preocupante debido al costo que significa para el país formar un profesional para que vaya a prestar sus servicios en otra sociedad. Se observan diferencias en las relaciones económicas y/o políticas con el lugar de origen, que conducen a crear una identidad cultural mixta entre la sociedad expulsora y la receptora, en la que el sentido de pertenencia a un espacio o el otro se muestra difuso.

Esto se debe, en buena medida, a los cambios contemplados en la constitución de 1991 que, con el articulo 96, permite la doble nacionalidad; con el 171, sufragar en la elecciones para el senado de la republica; y con el 176 una circunscripción especial para asegurar la participación en la Cámara de representantes de los grupos étnicos, y de las minorías políticas y de los colombianos residentes en el exterior.

No obstante, esta participación desde fuera del país se ha limitado al ejercicio del voto, principalmente, en elecciones presidenciales en Colombia. Para procesos electorales diferentes al presidencial, el abstencionismo es muy notorio. En tercer lugar, existen vínculos lineales de las comunidades transnacionales de colombianos con sus familiares y amigos en el lugar de origen. Viajan a visitarlos y envían remesas. También participan y contribuyen en asociaciones, principalmente privadas, en la sociedad de origen. Con frecuencia se ha especulado acerca del dinero que envían los connacionales que se encuentran en el exterior.

Se dice, de acuerdo con los datos del Banco Mundial y con base en estadísticas de la balanza de pagos, que el monto anual oscila entre 500 y 1.100 millones de dólares. También se ha dicho que es de más de 3.000 millones, señalándose incluso que éstas superan las exportaciones de café, banano y ferro níquel. La OIM señala que representan el 3.9 por ciento del producto interno bruto (PIB) y el 22.2 por ciento de las exportaciones de bienes. El promedio de remesa familiar proveniente de Estados Unidos fluctúa alrededor de los US$400 dólares.

Lo cierto del caso es que 54 por ciento de los que reciben remesas en Colombia tienen algún familiar en Estados Unidos, 22 por ciento en España, 9 por ciento en la Unión Europea, 9 por ciento en otros países de América Latina, principalmente Venezuela, Ecuador y Costa Rica, y 6 por ciento Canadá, Australia y/o otros países. Las características hasta ahora señaladas presentan sus particularidades según el lugar de destino. No es lo mismo el migrante que se dirige a Estados Unidos o España que el que por razones forzosas se desplaza hacia los países vecinos.

Los flujos de colombianos a Estados Unidos

Se especula mucho acerca de la emigración hacia ese país durante los últimos años, sobre todo a partir de 1995, año desde el cual empezaron a observarse nuevas tendencias. Se calcula que en Estados Unidos viven entre 500 mil y 800 mil colombianos. Es muy diferente el colombiano radicado en Washington que en aquel que vive en Nueva York, a pesar de ser ciudades que se encuentran ubicadas a tan poca distancia. Las diferentes olas de migración de colombianos a Estados Unidos pueden sintetizarse del siguiente modo:

1. Durante la violencia, compuesta por hombres adultos de clase media y baja, quienes más tarde se reunieron con sus familias.

2. De 1965 a 1975 después de que se aprobara la reforma migratoria estadounidense que cambio los criterios de elegibilidad eliminando las cuotas por países y favoreciendo la unificación de familias.

3. De 1975 a 1985, una ola que sobrepasó la anterior y que se relaciona con actividades del narcotráfico.

4. De 1985 a 1995, se estabilizaron los flujos migratorios.

5. Desde 1995. Crecieron los flujos migratorios como consecuencia de la agudización de la crisis económica y del conflicto interno colombiano.

6. La mayoría de los emigrantes huyen del conflicto interno, pero en su migración a los Estados Unidos ven también una posibilidad de mejorar sus ingresos económicos. Es decir, se mezclan factores políticos y económicos.

Esta última ola no solo fue cuantitativamente superior en cantidad sino también en calidad debido al alto nivel educativo de los emigrantes. Para esta etapa se observa, además, mejor conocimiento del inglés y mayor migración de mujeres.

Desde finales de los años 90 se ha constatado la presencia de inmigrantes de clase media y media alta, incluyendo profesionales de diversos sectores. Los colombianos viven y establecen relaciones basadas en redes, lealtades regionales y de clase. Tienden a agruparse según la región de origen. En términos generales, la adaptación del colombiano en Estados Unidos tarda más de tres años y a veces hasta décadas.

Es importante tener en cuenta que los colombianos se sienten frustrados con el gobierno de Estados Unidos debido a las dificultades encontradas para obtener un estatus legal. Asimismo, desconfían del gobierno colombiano, especialmente de sus representantes en los consulados, y prefieren acercarse a otras asociaciones y a la iglesia.

Podría afirmarse que la mayoría de los colombianos apoyan más a los gobiernos demócratas que republicanos. En las elecciones llevadas a cabo el 2 de Noviembre de 2004, se presentó como candidato republicano a los condados de Miami y Browardal, un bogotano. Otro connacional, de origen costeño, salió elegido representando a los demócratas en un cargo local de la misma área geográfica. También resulta relevante señalar que el alcalde de Dover, Javier Martín, es colombiano, y que en New Jersey nuestros connnacionales se encuentran organizados políticamente.

La emigración de colombianos a España

Algunos análisis indican que la presencia de colombianos en España ha aumentado durante los últimos años a una cifra que oscila entre los 250 y 300 mil. La mayoría de ellos se han desplazado por razones económicas y por falta de oportunidades laborales, dirigiéndose principalmente a ciudades de mayor población como Madrid y Barcelona.

Colombia ocupa el tercer lugar, después de Marruecos y Ecuador como fuente de inmigración económica, y el tercero, luego de Nigeria y Cuba, como país que mayor número de asilos solicita. A pesar de que los inmigrantes colombianos presentan mayor nivel educativo que los ecuatorianos, la mayoría de ellos trabajan en el sector de servicios – construcción y servicio domestico, restaurantes y otros servicios en general-.

Actualmente existe otro tipo de migrantes colombianos temporales que, desde 2000, han venido trabajando en el campo.Los agricultores españoles están satisfechos porque los colombianos tienen capacidad de trabajo, toleran el clima cálido y, a diferencia de los africanos o los europeos del Este, hablan español.

Por otro lado, parte de la población femenina que emigra a España está conformada por jefes de hogar y algunas de estas mujeres hacen parte de los flujos de trata de personas. Se calcula que 70 mil colombianos son víctimas de este problema considerado como una forma de esclavitud.

Gran parte de las remesas que llegan a Colombia proceden de España. En 2003 crecieron a 22 por ciento y fueron de 711 millones de euros. En Mayo de 2001, Colombia y España suscribieron un convenio orientado a regularizar y ordenar los flujos migratorios, especialmente laborales. El reciente reglamento de extranjería del gobierno español permite normalizar el estatus migratorio de muchos trabajadores.

Los gobiernos de España y Colombia trabajan en la implementación de dicho reglamento que dista de ser la panacea pero que, de alguna manera, regulariza parte de los flujos de colombianos hacia ese país y, muy probablemente, hacia otros países europeos, ya que la península ibérica es utilizada como tránsito para el resto del continente.

La emigración transfronteriza

Desde finales de los noventa y con tendencia a aumentar, en la actualidad se han venido registrando desplazamientos forzados hacia Ecuador, Venezuela y Panamá.

Son varios los aspectos que inciden en la emigración forzada hacia los países vecinos. Si bien existen rasgos estructurales de expulsión como los bajos niveles socioeconómicos y la ausencia del Estado en las fronteras, se registran otros de tipo coyuntural como la carencia de planes concretos de desarrollo binacional, la estrategia antidroga auspiciada por Estados Unidos y el Plan Patriota concentrado en el sur del país. A su vez, el producto interno bruto de los doce departamentos fronterizos colombianos es 23% inferior al de la media nacional, y se registran indicadores socioeconómicos muy precarios en materia de salud, educación y vivienda.

Por otra parte, a partir de la segunda mitad de la década de los noventa, la seguridad fronteriza se ha venido convirtiendo en el eje de la relación de Colombia con sus vecinos. Varios de ellos tienden a hacer uso de la crisis colombiana y a referirse permanentemente a la “expansión”, “contagio” o “amenaza” que representa nuestro país para sus intereses. Ante esta situación, países como Ecuador y Brasil tienden a militarizar sus fronteras, al mismo tiempo que exigen mayor presencia del Estado colombiano. Se calcula que Brasil tiene más de 30 mil hombres, Venezuela 20 mil y Ecuador 15 mil.

Irónicamente, Ecuador, Panamá y Perú solicitan mayor ayuda y cooperación estadounidense, pero, al mismo tiempo, Brasil, Venezuela temen la injerencia estadounidense y el desequilibrio militar que el Plan Colombia ocasiona en la región. Los flujos transfronterizos se encuentran asociados al Plan Colombia y a las fumigaciones en la región fronteriza con el Ecuador.

El estado frente a los flujos poblacionales internacionales

Durante muchos años, el papel del Estado colombiano con sus connacionales en el exterior se limitaba a los trámites consulares, a visitar los presos en las cárceles y a celebrar las fiestas patrias. Tan solo a principios de esa década se plantearon algunos lineamientos orientados a proteger al colombiano que se encuentra fuera del país.

Estas formulaciones se enmarcan política, institucional y académicamente. Entre ellas se destacan las consignadas en la constitución de 1991 que permite la doble nacionalidad, el voto para el Senado de los colombianos residentes en el exterior, y la circunscripción especial para asegurar la participación política en la Cámara de representantes.

A su vez, en el ámbito académico y educativo, en 1993 COLCIENCIAS creó una red de científicos colombianos con el objetivo de intercambiar conocimientos y establecer programas de investigación e intercambio con las comunidades de científicos fuera y dentro del país. Tres años después, en 1996, el Ministerio de Relaciones Exteriores estableció el Programa para la promoción de las comunidades colombianas en el extranjero (PPCCE), denominado “Colombia para todos”, orientado a labores de asistencia y protección jurídica. Y en 2003 se lanzaron “Colombia nos une”.

El programa “Colombia nos une” busca fortalecer los vínculos con las comunidades colombianas en el exterior, reconocerlas como parte vital de la nación y hacerlas objeto de políticas publicas. Tiene como metas: propiciar el establecimiento de vínculos positivos entre los emigrantes y el país con el objetivo de generar beneficios mutuos; gestionar mecanismos orientados a mejorar sus condiciones de vida en los lugares de residencia; y facilitar la interacción de las asociaciones de connacionales en el exterior, entre sí y con el país.

Tendencias y desafios

En los flujos poblacionales de los colombianos al exterior inciden elementos relacionados con la globalización, la problemática interna – conflicto interno y crisis económica- y el tratamiento interméstico.

La globalización lleva a nuevos patrones migratorios de comunidades transnacionales, con múltiples identidades y vínculos económicos, políticos y sociales con el lugar de origen. Aunque la globalización altere el papel de los Estados, su función en cuanto a políticas migratorias resulta hoy en día fundamental.

El Estado continúa siendo el responsable de garantizar seguridad a la población dentro y fuera de sus fronteras. En el caso colombiano, el Estado poco se había interesado por su población en el exterior, y en el mejor de los casos, lo hacia de manera reactiva, dispersa y coyuntural. El aumento desmesurado de los colombianos que emigran además de a Estados Unidos, a España, Costa Rica y Gran Bretaña, entre otros, y las nuevas tendencias que se presentan de comunidades transnacionales a partir de la segunda mitad de los noventa, exige profundizar una política de vinculación entre lo interno y lo externo, y unas políticas públicas más acordes con la nueva realidad.

Conclusiones y recomendaciones

La emigración de colombianos hacia el exterior ha variado y resulta hoy en día más compleja, heterogénea y dispersa. Se identifican:

1. Movimientos fronterizos de corta distancia, típicos de zonas de frontera y también de países que padecen conflictos internos. Hacia Venezuela se observan flujos de grupos étnicos como el wayuu, y de poblaciones que conservan redes y nexos culturales. Hacia el Ecuador se destaca la prolongación del desplazamiento interno. Este es un flujo poblacional que tiene un componente principalmente político y que requiere tratamiento diferenciado al de otros tipos de emigración.

2. Empresarios, algunos de los cuales hacen parte de movimientos circulares. Este tipo de emigrantes va acompañado de fuga de capital hacia Estados Unidos y se dirige principalmente al estado de Florida. Algunos de ellos han regresado.

3. Profesionales de diferentes áreas del conocimiento. En esta categoría se incluyen también los estudiantes de posgrado y los académicos, parte de los cuales se desplazan por razones políticas. Además, hacen parte profesionales jóvenes que perciben que su empleo en Colombia no corresponde a su grado de especialización.

4. Trabajadores más que todo del sector de servicios. Aunque este tipo de movilización ha aumentado últimamente, es un fenómeno que se ha presentado durante muchos años. Lo novedoso radica en que ahora se dirige también a España.

Las instituciones estatales como el Ministerio de Relaciones Exteriores tienen el deber de desempeñar un importante papel en cuanto a la negociación y suscripción de tratados de cooperación y protección de los derechos humanos del inmigrante; de regulación y coordinación del desplazamiento – en caso de que fuese posible-; de homologación de títulos; y de otro tipo de actividades relacionadas con la coordinación y liderazgo.

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