sábado, 18 de agosto de 2007

RESEÑA HISTÓRICA DEL PALACIO DE SAN CARLOS


La historia del Palacio de San Carlos se remonta a finales del siglo XVI (aproximadamente 1580) cuando don Francisco Porras Mejía, Arcediano de la Catedral, lo mandó construir. En ese entonces Santafé era capital de la Presidencia de la Nueva Granada, dependiente del Virreinato del Perú (1564 ? 1718). La mansión fue levantada con piedras de las canteras de la sabana y vigas traídas de las selvas granadinas. Sirvió de morada a familias de la aristocracia hasta el 18 de octubre de 1605 cuando los herederos del Arcediano la vendieron al Arzobispo de Santafé, fray Bartolomé Lobo Guerrero, pasando a ser sede del Colegio Seminario de San Bartolomé, fundado por él. La casona se integra a partir de entonces al conjunto arquitectónico de la Compañía de Jesús en el barrio La Candelaria de Bogotá entre las carreras séptima y quinta y calles novena y décima.

"Dada la amplitud del local que ocupaba el seminario, se puede suponer que allí fuera instalada, por tal razón, en 1739, la primera imprenta que funcionó en Santafé, pues es en ese año cuando aparece la primera obra con pie de imprenta bogotano" . El seminario permaneció hasta 1767, cuando el Rey Carlos III ordena la expulsión de los jesuitas de las posesiones españolas en América. Este hecho originó el nombre de San Carlos, probablemente en honor al gran santo de Milán Carlos Borromeo o por alusión al monarca español, lo que posteriormente motivaría el trato popular de Palacio de San Carlos para diferenciarlo del Palacio Virreinal. El gobierno colonial habilita como hospicio el confiscado seminario; entonces la carrera sexta, donde estaba ubicada su entrada principal, es bautizada con el nombre de "Calle del Hospicio Viejo", que luego es cambiado por el actual de "Calle de las Aulas" debido a que sus instalaciones y las del Museo de Arte Colonial fueron utilizadas para la docencia.

A partir del 7 de enero de 1777 se convierte en primera sede de la Biblioteca Pública de Santafé, que comienza a funcionar con los libros confiscados a los Jesuitas, siendo el más destacado de sus primeros directores, por designación del Virrey Ezpeleta, el poeta y escritor cubano don Manuel del Socorro Rodríguez, promotor de las artes y las letras y animador de la famosa Tertulia Eutropélica. El 9 de febrero de 1791 don Manuel del Socorro, considerado el "padre del periodismo colombiano", lanza desde el Palacio de San Carlos el semanario "Papel Periódico de la Ciudad de Santafé de Bogotá" donde se publicaron las primicias del periodismo nacional y en 1806 pone en circulación "El Redactor Americano" y "El Correo Curioso".

El Palacio de San Carlos fue la primera sede del Batallón Guardia Presidencial cuando en 1781 el Arzobispo- Virrey don Antonio Caballero y Góngora ordena la creación del Batallón Auxiliar de Santafé. El Batallón es ubicado en la parte posterior del edificio, el cual compartió con la Biblioteca hasta el 10 de junio de 1791 cuando es trasladado a la sede de San Agustín, al sur de la Casa de Nariño.

Posteriormente recién obtenida la Independencia las finanzas de la Nación son precarias y el General Santander, mediante Decreto del 12 de marzo de 1822, autoriza la venta del Palacio de San Carlos, que se protocoliza el 27 de noviembre de ese año a favor de don Juan Manuel Arrubla. El edificio es sometido a importantes arreglos por su nuevo dueño.

No pasa mucho tiempo de esta venta cuando la capital de la República es sacudida, el 16 de noviembre de 1827, por un fuerte temblor de tierra que afecta seriamente las estructuras de iglesias, conventos y del entonces Palacio Presidencial, que estaba ubicado sobre el marco de la plaza principal, donde hoy está el Capitolio.

El Presidente y Libertador Simón Bolívar ve en el Palacio de San Carlos el edificio más adecuado para trasladar la sede de gobierno de "La Gran Colombia" y autoriza su compra, la cual se efectúa el 22 de febrero de 1828 ante el escribano Elorga y es aceptada en nombre del Estado por el entonces Secretario de Hacienda, doctor José María Castillo y Rada, quien cerró el negocio por la suma de setenta mil pesos.

El Palacio se convierte a partir del 10 de julio de 1908 en sede de la Cancillería cuando Rafael Reyes ordena el traslado de la Presidencia de la República a la recién restaurada vivienda donde nació el Precursor de la Independencia Antonio Nariño, ubicada en la carrera 7 entre calles 7 y 8, conocida a partir de esa fecha como "Palacio de la Carrera".

Hacia 1937 son adquiridos por el gobierno los predios vecinos al Palacio de San Carlos sobre el costado oriental para construir allí la entrada principal sobre la calle 10 y se elabora un proyecto arquitectónico "consistente en dejar la parte actual para recepciones y en construir un edificio de tres pisos para instalar las oficinas del Ministerio". Esta obra se encarga al arquitecto italiano Pietro Cantini, aprovechando que acababa de construir el Teatro de Colón en conmemoración al cuarto centenario del descubrimiento de América.

La nueva fachada del Palacio en la Calle del Coliseo (calle 10) se incorpora formando un histórico conjunto con la casa donde nació el poeta Rafael Pombo, el Teatro Colon y con la Casa Colonial que hoy es sede de la Academia Diplomática de San Carlos, construida hacia 1790 por el abogado y funcionario del Virreinato de la Nueva Granada, Enrique Umaña.

Los disturbios protagonizados en la capital a raíz del asesinato del líder político Jorge Eliecer Gaitán, el 9 de abril de 1948, alcanzan la sede del Palacio, que es incendiado y pierde gran parte de su inventario de obras de arte y mobiliario. El informe oficial sobre la magnitud de los daños señala "el edificio fue incendiado y un 65% fue destruido. El 35% restante está en perfecto estado, incluyendo el hermoso Salón de la Biblioteca" (Salón Bolívar). La restauración es concluida el 24 de julio de 1950, coincidiendo con el natalicio del Libertador. En 1954 el general Gustavo Rojas Pinilla decide trasladar nuevamente la Presidencia de la República al Palacio de San Carlos.

Mediante decreto número 1584 del 11 de agosto de 1975 el Palacio de San Carlos es declarado Monumento Nacional junto a otras históricas edificaciones públicas como el Observatorio Astronómico Nacional, El Capitolio Nacional y la Casa de la Moneda.

El 4 de diciembre de 1981 el Palacio de San Carlos vuelve a ser sede de la diplomacia colombiana después de haber sido trasladada en forma definitiva en 1979 la Presidencia de la República a la Casa de Nariño, conocida antes como Palacio de la Carrera.

La sede original del Palacio ha sido restaurada en su totalidad como casa ? museo y es el centro de recepción para actividades diplomáticas y eventos especiales. El 23 de diciembre de 1993 el Ministerio de Relaciones Exteriores recibe oficialmente del Fondo de Inmuebles Nacionales las edificaciones anexas al Palacio de San Carlos. Se suscribe entonces el proyecto de restauración, adecuación y obra nueva con el Centro de Investigaciones Estéticas de la Universidad de los Andes (CIE), que desarrolla para la fusión de los inmuebles el mismo lenguaje arquitectónico utilizado por Vicente Nasi en la construcción del colegio de La Presentación. Esta fusión creó una admirable articulación de estilos que van desde el colonial, republicano, clásico y francés hasta el moderno.

Para distinguir cada una de las edificaciones que ahora hacen parte del Ministerio de Relaciones Exteriores es emitida el 6 de julio de 1992 la resolución 1662 que designa con el nombre de ilustres personajes de la vida diplomática colombiana los diferentes predios. Así el antiguo Edificio Ayacucho de estilo republicano, donde antes funcionó el Batallón Guardia Presidencial, pasa llamarse Luís López de Mesa; el sector occidental del colegio de La Presentación se designa Marco Fidel Suárez; el edificio de estilo republicano del siglo XX se denomina Enrique Olaya Herrera; la Casa Privada de estilo colonial pasa a llamarse Germán Zea Hernández; la edificación de estilo contemporáneo se denomina Manuel José Restrepo; la casa colonial donde funciona la Academia Diplomática de San Carlos se designa Antonio José Uribe Gaviria; y la casa de estilo colonial ubicada sobre el costado oriental pasa a llamarse José Manuel Rivas Sacconi.

VISITANDO EL LEGADO HISTORICO Y CULTURAL

El Palacio de San Carlos está lleno de recuerdos y de un invaluable legado artístico y cultural acumulado en más de 400 años de historia que pueden evocarse en sus elegantes Salones de Estado, sus pasillos misteriosos y sus románticos patios, como el de La Palma donde se levantan en forma majestuosa, el centenario nogal plantado por el Libertador y la palma sembrada por el Presidente José Hilario López con ocasión del nacimiento de su hija Polita.

Al cruzar la entrada principal un imponente vestíbulo sirve de ingreso a los visitantes; Seis sillas españolas, estilo cordobés, del siglo XVIII hacen juego con una mesa de centro donde cada semana es colocado un arreglo con flores de la Sabana. En los descansos de las escaleras de fondo sobresalen dos enormes jarrones europeos del siglo XIX fundidos en bronce.

Sobre el costado derecho del vestíbulo una puerta, en madera, protegida por rejas metálicas decoradas con un escudo de Colombia, da acceso al corredor de la antigua edificación donde está ubicada la habitación utilizada como dormitorio (1828-1830) por el Libertador Simón Bolívar en su calidad de Presidente de "La Gran Colombia", decorada con cuadros y enseres de la época como la cama europea del siglo XVII en madera tornada y policromada, el bargueño con cajones secretos y un joyero del siglo XIX decorado con barniz de Pasto entre otros. Al fondo se encuentra la ventana por la cual Manuelita Saenz ayudó a escapar al Libertador de la famosa conspiración del 25 de septiembre de 1828.

En la habitación contigua al dormitorio del Libertador se encuentra el Oratorio donde sobresalen obras de la Escuela Santafereña. El altar está fabricado con apliques de tallas coloniales. El techo está enchapado con artesonados de casetones mudéjar en rojo y oro que hacen juego con dos reclinatorios y siete sillas. Dos enormes candelabros metálicos con motivos florales adornan las orillas del altar.

Al frente de la habitación del Libertador se encuentra el Salón Bolívar. Recinto que ha servido de escenario para las más elegantes ceremonias oficiales y actos protocolarios de la vida colonial y republicana. Se observan tres arañas de cristal sobre un cieloraso en madera dividido en casetones y un balcón sobre columnas salomónicas en piedra labrada, con barandas talladas en madera, y la imponente imagen del Libertador creada por el pincel del artista venezolano Antonio Salguero. Una chimenea en mármol, similar a la que existe en la Quinta de Bolívar, sirve de soporte para dos columnas salomónicas talladas con ornamentación vegetal, que completan la decoración en madera del gran salón junto a dos sofás estilo imperio del siglo XIX.

Como antesala para el ingreso a los Salones de Estado aparece la Glorieta de techo abovedado y decorado con un fresco estilo pompeyano realizado por el artista Santiago Martínez Delgado (Sanmardel) en 1950 con motivos de aves emblemáticas y cuatro ángeles "que representan las figuras de las cuatro virtudes cardinales y las nueve musas". Esta cúpula recuerda la desaparecida iglesia madrileña de San José donde se casó el Libertador Simón Bolívar con María Teresa del Toro en 1802.

El recorrido se inicia en el Salón de la Secretaría, cuyas paredes están forradas en muaré verde, tiene un mobiliario neoclásico francés en tonos verdes y dorado del siglo XVIII propio de una sala de recibo, que combina con un juego de sillas europeas del siglo XIX.

Sigue el Salón de Audiencias, el más amplio y con piso decorado por una fina alfombra llamada La Cazadora, por estar adornada con motivos alegóricos a la caza, la cual realza la belleza del mobiliario compuesto por delicadas sillas en madera tallada con motivos florales recubiertos con hojilla de oro. Sus paredes están forradas en damasco de seda verde en las que resaltan los espejos, que armonizan con una elegante vitrina donde se exhiben las condecoraciones que son otorgadas por el Gobierno Nacional.

Llegamos a la Sala del Gabinete. En este salón, forrado en damasco púrpura, se conserva una bandera de los Estados Unidos de Colombia (1863). Del techo pende una lámpara de cristal de Baccarat que realza la belleza del mobiliario estilo francés forrado en moqueta con motivos florales y de los candelabros de plata siglo XIX.

El recorrido continúa por el Salón de los Tratados. En su decoración prevalece el color verde. Las paredes están forradas en terciopelo de fabricación industrial. Siete sillas en madera talladas a mano con copetes y forradas en terciopelo amarillo hacen juego con dos jarrones españoles de porcelana del siglo XVIII. Del techo se desprende una fina lámpara de cristal que armoniza con dos candelabros dorados con lágrimas de cristal, ubicados sobre consolas de madera oscura.

Siguiendo al oriente llegamos al Salón Francisco de Paula Santander. El más elegante y vistoso de todos los salones y el que tradicionalmente se utiliza para dar el saludo protocolario del cuerpo diplomático a los grandes personajes que visitan el país. Está decorado en tonos dorados con paredes forradas en damascos de seda traídos de italiana. Sobresale un gigantesco espejo de clásico estilo Rococó que hace juego con dos cuadros del período Colonial: una pintura de la Virgen con el Niño Enchumbado de la Escuela Cuzqueña y un retrato un retrato al óleo del artista A. Castillanos del siglo XIX del expresidente y Canciller José Joaquín Casas en traje de gala ante el Reino de España, siendo monarca Alfonso XIII. Este recinto es de clásico estilo europeo con una lámpara francesa en cristal; un juego de muebles españoles del siglo XVIII

Ingresamos ahora a un salón estilo imperio, llamado Sala de los Presidentes. Las paredes están forradas en terciopelo verde con efecto muaré, que armonizan con dos juegos de muebles de finales del siglo XVIII y principio del XIX decorados con incrustaciones de hilos de bronce y pinturas al óleo con escenas galantes y campestres. La pared principal exhibe un óleo del maestro Delio Ramírez con la figura de Pedro Gual quien por designación del Libertador fue el primer Secretario de Relaciones Exteriores de la Gran Colombia.

Y concluimos esta parte del recorrido en el Salón de la Nueva Granada recordando esa época de Virreyes y Oidores. Los muebles son fiel copia de los que pertenecieron al Virrey Ezpeleta, cuyos originales están en la Casa de Nariño. Las paredes amarillas forradas en damasco italiano dan realce a un finísimo juego de cuatro sillas y un sofá: un conjunto de muebles estilo Luis XV forrados con tapices en lana y seda con motivos florales completan la decoración. Un gobelino, que representa una escena real con flautas y motivos florales, cubre el fondo del salón.

Continuando por el pasillo con vista al Patio de La Palma se llega al vestíbulo que da ingreso a la Casa Privada, donde se conservan objetos que fueron utilizados por los mandatarios en distintas épocas y que son testigos de la historia de la República y hacen parte del patrimonio artístico y cultural de la Nación. Una sólida estructura en hierro forjado adornada en bronce con rosetones, escudos heráldicos y de la República de Colombia sirve como puerta de acceso a esta casa que fue habitada por casi todas las familias de los Jefes de Estado en los siglos XIX y XX. En su interior guarda objetos y obras de arte de gran importancia.

SEGUNDO Y TERCER PISO

Al segundo piso del Palacio se accede por un amplio corredor de escaleras en cuyo descanso está exhibido el bronce que le sirvió de modelo al artista italiano Pietro Tenerani para esculpir la estatua del Libertador ubicada en la Plaza de Bolívar de Bogotá.

Un vestíbulo con clásicas alquerías de estilo español con muebles del siglo XVIII, que seguramente formaron parte de un espacio religioso, sirve de marco para el ingreso al Salón de Embajadores, cuya decoración es similar a la del Salón de los Tratados, en el que sobresale un mobiliario híbrido del siglo XIX de influencia francesa con rodachines producto del mestizaje. Un elaborado Cristo en talla de madera de regular tamaño siglo XVIII con ojos de vidrio. Un juego de espejos franceses siglo XIX. Dos grabados norteamericanos de 1881,que posiblemente tienen que ver con la colección Pizano que existen en la Casa de Nariño.

En la tercera planta del Palacio se encuentran el Despacho Privado del Canciller, que es de estilo moderno y cuenta con un pequeño invernadero de especies nativas, al que se accede por una pequeña sala de recibo. Está decorado con un retrato del Libertador sentado en traje de campaña firmado por L. Monge.

Contiguo al Despacho se encuentra el Salón Protocolario cuyo tamaño y diseño recuerdan famosos castillos europeos con pisos en parqué, paredes enchapadas en nogal oscuro con bibliotecas incorporadas y retratos de cancilleres. Un imponente artesonado mudéjar del siglo XVII, que fue labrado en Santafé de Bogotá para la Sala de Profundis del Convento de Santo Domingo, seis lamparas de cristal y un fino mobiliario europeo hacen juego con el escritorio estilo imperio con incrustaciones en madera y delicado herraje en bronce, donde el Jefe de la Diplomacia Colombiana realiza los más solemnes actos inherentes a su cargo.

En el ala sur del tercer piso está la Sala Indalecio Liévano Aguirre, antigua sede del Consejo de Ministros, cuyas paredes están forradas en terciopelo rojo y decoradas con cuadros de excancilleres de la República, su piso en parqué y el techo trabajado delicadamente en yeso del que pende una gigantesca araña de cristal que sirve de marco a la extensa mesa de nogal y veintidós sillas en cuero giratorias, que fueron utilizadas en su época por los Jefes de Estado para las reuniones de gabinete y que hoy sirve de escenario para eventos especiales del mundo diplomático.

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